La entrada de Meghan Markle a la realeza británica fue extraña: mucho suceso, mucho furor. Pero convengamos: los británicos estaban felices de que su adorable (y descarriado) Harry hubiera sentado cabeza.
Pero Meghan no termina de recoger enemigos en la casa real. Así, dicen, a su enfrentamiento con Kate Middleton le siguió la distancia que hasta los hermanos William y Harry pusieron entre ellos. Por culpa de ella. Meghan despidió a varios asistentes históricos de palacio, hecho que no gustó ni siquiera a los sobrevivientes.
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Y así, en días donde la mudanza de la pareja todavía es un enigma, el apodo palaciego de Meghan ha salido a la luz: “Me-gain”. Una suerte de “yo gano”, juego de palabras con el nombre de la duquesa de Sussex. ¿Qué reconocido personaje del cine decía “Yo siempre gano, Jack”? Cal, el villano de Titanic, un hombre rico, severo y, ejem, un tanto bruto que no entendía ni de botes salvavidas ni de obras de arte.
La gente no la quiere, afirman sus detractores, aunque su nariz fue la más pedida a la hora de las cirugías estéticas. Kate es la preferida, pero las noticias de Meghan vuelan. ¿Entonces?
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